20th Sunday in Ordinary Time / XX Domingo de Tiempo Ordinario

I Am the Living Bread

                Who is Jesus for me?  Who is Jesus for us?  The early followers of Jesus had to struggle with the words that Jesus gave to them.  Even more they had to struggle to understand and accept fully that Jesus is God. Jesus tells us that He is the living bread and that anyone who eats this living bread will live forever.  We can understand the reaction of some of the people:  are you inviting us to be cannibals?  The words that Jesus uses are strong and direct and really mean “to eat.”  It is not just an image.  We must eat Jesus and allow Him to transform us. It would be easy to change the meaning to only a symbolic one, but the early Church and the first followers of Jesus never understood these words as only symbolic.  That is why some of the followers, perhaps a lot of the followers of Jesus, left Him at this point.  It was just too much.  In one sense, belief is always too much.  It is much easier to be an agnostic, one who is not sure.  Jesus, however, invites us to complete faith in Him, in His word, and in His presence in the Eucharist.

Yo Soy el Pan Vivo

                ¿Quién es Jesús para mí? ¿Quién es Jesús para nosotros? Los primeros seguidores de Jesús tuvieron que luchar con las palabras que Jesús les dio. Aún más tuvieron que luchar para entender y aceptar plenamente que Jesús es Dios. Jesús nos dice que Él es el pan vivo y que cualquiera que coma este pan vivo vivirá para siempre. Podemos entender la reacción de algunas personas: ¿nos están invitando a ser caníbales? Las palabras que usa Jesús son fuertes y directas y realmente significan “comer”. No es solo una imagen. Debemos comer a Jesús y permitirle que nos transforme. Sería fácil cambiar el significado a solo uno simbólico, pero la Iglesia primitiva y los primeros seguidores de Jesús nunca entendieron estas palabras como solo simbólicas. Es por eso que algunos de los seguidores, tal vez muchos de los seguidores de Jesús, lo dejaron en este punto. Fue demasiado. En cierto sentido, creer siempre es demasiado. Es mucho más fácil ser agnóstico, alguien que no está seguro. Jesús, sin embargo, nos invita a tener una fe completa en Él, en su palabra y en su presencia en la Eucaristía.