Jesus Calls Us to Love
Whether we are interacting with friends or enemies, our attitude, from which our actions follow, should be one of love. None of us have a problem loving the friends and family members we get along with; it’s loving the enemy that challenges us. Our enemies are those who purposefully and knowingly seek our ill-will. It is these people we are to love. Loving our enemies goes contrary to what feels right or normal. But it is precisely these people that Jesus focuses on in Sunday’s Gospel. It doesn’t mean we support them in what they do, or agree with them, or even necessarily become good friends with them. Loving our enemies means that when they hate us, we love them in return. Jesus is our best example of how to live out such a principle. He never asks us to do what He has not already done Himself. if what Jesus asks seems too much for us, we are beginning to understand that our response will depend not on ourselves alone but on the grace that comes from God. “And as you wish that men would to do to you, do so to them”, and adds, “For the measure you give will be the measure you get back.” www.stjohnvianney.org
Jesús Nos Llama a Amar
Ya sea que interactuemos con amigos o enemigos, nuestra actitud, de la cual se derivan nuestras acciones, debe ser de amor. Ninguno de nosotros tiene problemas para amar a los amigos y familiares con los que nos llevamos bien; es amar al enemigo lo que nos desafía. Nuestros enemigos son aquellos que, a propósito y conscientemente, buscan nuestra mala voluntad. Amar a nuestros enemigos va en contra de lo que se siente correcto o normal. Pero es precisamente en estas personas en las que Jesús se centra en el Evangelio del domingo. No significa que los apoyemos en lo que hacen, o que estemos de acuerdo con ellos, o incluso que necesariamente nos hagamos buenos amigos con ellos. Amar a nuestros enemigos significa que cuando nos odian, los amamos a cambio. Jesús es nuestro mejor ejemplo de cómo vivir ese principio. Él nunca nos pide que hagamos lo que Él no ha hecho ya. Si lo que Jesús pide nos parece demasiado, estamos empezando a entender que nuestra respuesta no dependerá solo de nosotros mismos, sino de la gracia que viene de Dios. “Y como quieran que los hombres los traten, así también hacerlo ustedes con ellos”, y añade: “Porque con la medida con que midan serán medidos”.