The True Vine
If we admire nothing about Jesus except that he was a superb observer of people and nature and that he was an equally superb storyteller, we will have much to admire. Sheep, vines, wheat, corn, sowing, harvesting, salt, foxes, snakes, coins – you name it, and Jesus could brilliantly work it into a story or parable to explain the Love of God for us and the coming of God’s Kingdom to us. He was a man wonderfully in tune with creation and constantly finding examples of God’s presence in it. God is all around us, in the extraordinary wonders of the cosmos and the most ordinary snowflake or ray of sunlight; in the homeless beggar who sits at our feet as we pass by without even noticing, and in the first cry of a new-born child welcomed into the arms of a loving family. Ordinary and extraordinary, rich and poor, sinner and righteous – God is present in all of them. As we look this week at Jesus’ observations of a working vineyard, we might open our own eyes to the stories God is telling in everything we see, hear, touch, taste and smell. The stories are there and so too is God. Jesus is “the true vine”. As his followers in today’s world, we are called to be the fruitful branches of that vine, filled with the conviction and certainty of the Resurrection and ever renewed by the Joy of the Gospel. www.oblates.ie
La Verdadera Vid
Si no admiramos nada de Jesús excepto que fue un magnífico observador de la gente y de la naturaleza y que fue un narrador igualmente magnífico, tendremos mucho que admirar. Ovejas, vides, trigo, maíz, siembra, cosecha, sal, zorros, serpientes, monedas: lo que sea, Jesús podría convertirlo brillantemente en una historia o parábola para explicar el amor de Dios por nosotros y la venida del Reino de Dios a nosotros. El era un hombre maravillosamente en sintonía con la creación y constantemente encontraba ejemplos de la presencia de Dios en ella. Dios está a nuestro alrededor, en las extraordinarias maravillas del cosmos y en el copo de nieve o el rayo de sol más común; en el mendigo sin hogar que se sienta a nuestros pies cuando pasamos sin siquiera darnos cuenta, y en el primer llanto de un recién nacido. Ricos y pobres, pecadores y justos: Dios está presente en todos ellos. Al mirar esta semana las observaciones de Jesús sobre un viñedo en funcionamiento, podríamos abrir nuestros propios ojos a las historias que Dios cuenta en todo lo que vemos, oímos, tocamos, saboreamos y olemos. Las historias están ahí y también Dios. Jesús es “la vid verdadera”. Como sus seguidores en el mundo de hoy, estamos llamados a ser sarmientos fructíferos de esa vid, llenos de la convicción y la certeza de la Resurrección y siempre renovados por la alegría del Evangelio. www.oblates.ie